
Desde la portada a este patio retrocedemos casi un siglo en el tiempo pues se construyó a mitad del siglo XVII. El patio se cierra con treinta y seis arcadas de medio punto con elementos escultóricos intrigantes en las claves de los arcos.
Cierra el claustro por el norte de la nave de la iglesia que se flanquea con inmensas torres. La que cubre la cúpula aún mantiene el chapitel coronado por una espectacular veleta en forma de gallo, que recuerda la necesidad de estar despiertos y saludar al sol (Cristo) aun antes de su salida por Oriente. Las torres de los pies de la iglesia perdieron sus respectivos chapiteles a finales del siglo pasado.
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